EL ROSARIO, TEOLOGÍA Y PASTORAL
Fray Diego José Correa, op[1]
1. El rosario, una oración tan antigua, caída en desuso en muchas partes, desconocida para otros, especialmente para los jóvenes y las nuevas generaciones, considerada aburrida, tediosa, repetitiva por lo menos para algunos, ¿merece la pena ser recuperada a costa de tanto sacrificio que significa?
La respuesta nos la ha dado el querido Papa Juan Pablo II: RVM[2] 43, primer párrafo: Queridos hermanos y hermanas: Una oración tan fácil, y al mismo tiempo tan rica, merece de veras ser recuperada por la comunidad cristiana. Hagámoslo sobre todo en este año, asumiendo esta propuesta como una consolidación de la línea trazada en la Carta Apostólica Novo millennio ineunte, en la cual se han inspirado los planes pastorales de muchas Iglesias particulares al programar los objetivos para el próximo futuro. Me dirijo en particular a vosotros, queridos Hermanos en el Episcopado, sacerdotes y diáconos, y a vosotros, agentes pastorales en los diversos ministerios, para que, teniendo la experiencia personal de la belleza del Rosario, os convirtáis en sus diligentes promotores.
2. ¿El “Ángelus” y el Rosario, van juntos?
Respuesta: no se rezan juntos, pero uno postula al otro y viceversa.
3. ¿El rezo del Ángelus se debe mantener, dado que las condiciones de vida del hombre moderno han cambiado tanto? ¿No refleja el ángelus una vida más bien campesina y pueblerina que ciudadana y moderna?
Respuesta: MC[3] de Pablo VI, n. 41:
Nuestra palabra sobre el “Angelus” quiere ser solamente una simple pero viva exhortación a mantener su rezo acostumbrado, donde y cuando sea posible. El “Angelus” no tiene necesidad de restauración: la estructura sencilla, el carácter bíblico, el origen histórico que lo enlaza con la invocación de la incolumidad en la paz, el ritmo casi litúrgico que santifica momentos diversos de la jornada, la apertura hacia el misterio pascual, por lo cual mientras conmemoramos la Encarnación del Hijo de Dios pedimos ser llevados “por su pasión y cruz a la gloria de la resurrección”[4], hace que a distancia de siglos conserve inalterado su valor e intacto su frescor.
4. ¿Qué importancia tiene la Carta Apostólica Consueverunt Romani Pontífices de San Pío V, OP, para el santo rosario?
Respuesta: MC 42 in fine:
…en la Exhortación Apostólica Recurrens mensis october (7 de octubre 1969), en la cual conmemorábamos además el cuarto centenario de la Carta Apostólica Consueverunt Romani Pontifices de nuestro Predecesor San Pío V, que ilustró en ella y en cierto modo definió la forma tradicional del Rosario.
Se puede afirmar que después de tres siglos de experimentación con el rosario, que se atribuye tradicionalmente a Santo Domingo (+1221) como su padre inspirador, luego de muchos ensayos y de numerosas evoluciones y progresos, llevados a cabo por dominicos eminentes, finalmente, otra gran hijo de Santo Domingo y que ocupaba la Sede de Pedro, es el que ilustró y definió la forma clásica del rosario, como se lo ha conocido, con sus pequeñas variantes, en los siglos siguientes llegando hasta el mismo Concilio Vaticano II. De ahí entonces la importancia de la Carta Apostólica Consueverunt Romani Pontifices de San Pío V del 17 de septiembre de 1569, como afirmó el querido p. Brian Fárrelly, op, en su conferencia sobre la Historia del Rosario[5].
5. ¿Qué importancia tienen los dominicos y la Orden de Predicadores para el santo rosario?[6]
Respuestas:
· Santo Domingo y la leyenda
· Santo Domingo y la predicación del evangelio
· La intelección dominicana del santo rosario
· MC 43 in medio:
…la pastoral del Rosario en el mundo contemporáneo… promovida por hombres que sienten entrañablemente tal devoción… entre ellos es justo recordar a los Hijos de Santo Domingo, por tradición custodios y propagadores de tan saludable devoción.
· Vamos el texto de RVM 17:
El Rosario es también un itinerario de anuncio y de profundización, en el que el misterio de Cristo es presentado continuamente en los diversos aspectos de la experiencia cristiana. Es una presentación orante y contemplativa, que trata de modelar al cristiano según el corazón de Cristo. Efectivamente, si en el rezo del Rosario se valoran adecuadamente todos sus elementos para una meditación eficaz, se da, especialmente en la celebración comunitaria en las parroquias y los santuarios, una significativa oportunidad catequética que los Pastores deben saber aprovechar. La Virgen del Rosario continúa también de este modo su obra de anunciar a Cristo. La historia del Rosario muestra cómo esta oración ha sido utilizada especialmente por los Dominicos, en un momento difícil para la Iglesia a causa de la difusión de la herejía. Hoy estamos ante nuevos desafíos. ¿Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del rosario con la fe de quienes nos han precedido? El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en el bagaje pastoral de todo buen evangelizador.
6. ¿Por qué el rosario se dice oración profundamente evangélica?
Respuestas: Cf. MC 46;
MC 44: … la índole evangélica del Rosario, en cuanto saca del Evangelio el enunciado de los misterios y las fórmulas principales; se inspira en el Evangelio para sugerir, partiendo del gozoso saludo del Ángel y del religioso consentimiento de la Virgen, la actitud con que debe recitarlo el fiel.
Veamos el texto de RVM 18:
El Rosario es una de las modalidades tradicionales de la oración cristiana orientada a la contemplación del rostro de Cristo. Así lo describía el Papa Pablo VI: « Oración evangélica centrada en el misterio de la Encarnación redentora, el Rosario es, pues, oración de orientación profundamente cristológica. En efecto, su elemento más característico –la repetición litánica del "Dios te salve, María"– se convierte también en alabanza constante a Cristo, término último del anuncio del Ángel y del saludo de la Madre del Bautista: "Bendito el fruto de tu seno" (Lc 1,42). Diremos más: la repetición del Ave Maria constituye el tejido sobre el cual se desarrolla la contemplación de los misterios: el Jesús que toda Ave María recuerda es el mismo que la sucesión de los misterios nos propone una y otra vez como Hijo de Dios y de la Virgen».
Este último punto es precisamente óptimo fundamento para el Rosario Renovado, que incluye una cláusula a continuación de la palabra “Jesús”, en cada salutación evangélica que nos recuerda el misterio que estamos rezando. Pero que no tiene solamente una función mnemotécnica, sino también teológica y contemplativa, ya que nos lleva finalmente a la consideración de lo que estamos buscando precisamente con el rezo de cada misterio del rosario: contemplar el rostro de Cristo en el modo cómo lo presenta ese misterio en particular.
7. ¿Cuáles son los elementos orgánicamente dispuestos del santo rosario y según su orden de importancia?
Respuesta: MC 49:
Los resumimos así:
· La contemplación, en comunión con María, de una serie de misterios de la salvación sabiamente distribuidos.
· La oración dominical el Padrenuestro
· La sucesión litánica del Avemaría
· La doxología Gloria al Padre
MC 50: Cada elemento de los mencionados tiene su índole propia:
· Reflexivo en la oración dominical
· Lírico y laudatorio en la recitación de las Avemarías
· Contemplativo en la atenta reflexión sobre los misterios
· Adorante en la doxología
En el numero 51 de Marialis Cultus, el Papa Pablo ya se congratulaba con la creación reciente de algunos ejercicios piadosos inspirados en el Santo Rosario. Como por ejemplo, la meditación de los misterios y la repetición litánica del saludo del Ángel. Y agrega a continuación: Nos alegra saber que tales ejercicios han contribuido a hacer comprender mejor las riquezas espirituales del mismo Rosario y a revalorizar su práctica en ciertas asociaciones y movimientos juveniles.
Estas afirmaciones del Sumo Pontífice Pablo VI nos impulsan a seguir difundiendo el Rosario Renovado que no es otra cosa que lo que él mismo dice en este número.
8. ¿Después de la Liturgia de las Horas (Oficio Divino), puede haber algo mejor para rezar en familia que el rosario de la Santísima Virgen María?
Respuesta: MC 54, al inicio:
Después de la celebración de la Liturgia de las Horas –cumbre a la que puede llegar la oración doméstica-, no cabe duda de que el Rosario a la Santísima Virgen debe ser considerado como una de las más excelentes y eficaces oraciones comunes que la familia cristiana está invitada a rezar.
9. ¿Es posible hoy convertir los pocos encuentros de familia en ocasión para rezar el rosario? ¿Es difícil?
Respuesta: MC 54. El Papa reconoce que en las circunstancias actuales son verdaderamente difíciles de convertir los encuentros familiares en ocasión de oración, pero sin embargo advierte: Pero es también una característica del obrar cristiano no rendirse a los condicionamientos ambientales, sino superarlos, no sucumbir ante ellos, sino hacerles frente.
10. Siendo el rosario una oración tan excelente y conveniente para la salvación, ¿el fiel debe sentirse libre de rezarlo si quiere o no?
Respuesta: MC 55: el Rosario es una oración excelente, pero el fiel debe sentirse libre, atraído a rezarlo, en serena tranquilidad, por la intrínseca belleza del mismo… y no sea presentada con exclusivismo inoportuno.
11. ¿El rosario es mariano o cristológico?, y, ¿cuáles son sus principales valores según la Carta Apostólica RVM de Juan Pablo II?
Respuesta: RVM 1, 2º párrafo:
El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología. En la sobriedad de sus partes, concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del cual es como un compendio. En él resuena la oración de María, su perenne Magnificat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal. Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor
12. ¿Qué es en esencia rezar el rosario, según la Carta de Juan Pablo II?
Respuesta: RVM 3, primer párrafo, in medio.
Por eso, de acuerdo con las consideraciones hechas en la Carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que, después de la experiencia jubilar, he invitado al Pueblo de Dios « a caminar desde Cristo », he sentido la necesidad de desarrollar una reflexión sobre el Rosario, en cierto modo como coronación mariana de dicha Carta apostólica, para exhortar a la contemplación del rostro de Cristo en compañía y a ejemplo de su Santísima Madre.
Recitar el Rosario, en efecto, es en realidad contemplar con María el rostro de Cristo.
El Rosario, comprendido en su pleno significado, conduce al corazón mismo de la vida cristiana y ofrece una oportunidad ordinaria y fecunda espiritual y pedagógica, para la contemplación personal, la formación del Pueblo de Dios y la nueva evangelización.
13. ¿El rosario no se opone o al menos contrapone a la Liturgia y sobre todo al ecumenismo que tanto buscamos actualmente?
Respuesta: RVM 4:
Hay quien piensa que la centralidad de la Liturgia, acertadamente subrayada por el Concilio Ecuménico Vaticano II, tenga necesariamente como consecuencia una disminución de la importancia del Rosario. En realidad, como puntualizó Pablo VI, esta oración no sólo no se opone a la Liturgia, sino que le da soporte, ya que la introduce y la recuerda, ayudando a vivirla con plena participación interior, recogiendo así sus frutos en la vida cotidiana.
Quizás hay también quien teme que pueda resultar poco ecuménica por su carácter marcadamente mariano. En realidad, se coloca en el más límpido horizonte del culto a la Madre de Dios, tal como el Concilio ha establecido: un culto orientado al centro cristológico de la fe cristiana, de modo que «mientras es honrada la Madre, el Hijo sea debidamente conocido, amado, glorificado». Comprendido adecuadamente, el Rosario es una ayuda, no un obstáculo para el ecumenismo.
14. ¿El rosario es apto para favorecer la contemplación o la oración mecánica y reiterativa?
Respuesta: RVM 5:
Pero el motivo más importante para volver a proponer con determinación la práctica del Rosario es por ser un medio sumamente válido para favorecer en los fieles la exigencia de contemplación del misterio cristiano, que he propuesto en la Carta Apostólica Novo millennio ineunte como verdadera y propia 'pedagogía de la santidad': «es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración». Mientras en la cultura contemporánea, incluso entre tantas contradicciones, aflora una nueva exigencia de espiritualidad, impulsada también por influjo de otras religiones, es más urgente que nunca que nuestras comunidades cristianas se conviertan en «auténticas escuelas de oración».
El Rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana. Iniciado en Occidente, es una oración típicamente meditativa y se corresponde de algún modo con la «oración del corazón», u «oración de Jesús», surgida sobre el humus del Oriente cristiano.
15. ¿El rosario es apto para rezar por la paz y por la familia?
Respuesta: RVM 6
Algunas circunstancias históricas ayudan a dar un nuevo impulso a la propagación del Rosario. Ante todo, la urgencia de implorar de Dios el don de la paz. El Rosario ha sido propuesto muchas veces por mis Predecesores y por mí mismo como oración por la paz. Al inicio de un milenio que se ha abierto con las horrorosas escenas del atentado del 11 de septiembre de 2001 y que ve cada día en muchas partes del mundo nuevos episodios de sangre y violencia, promover el Rosario significa sumirse en la contemplación del misterio de Aquél que «es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad» (Ef 2, 14). No se puede, pues, recitar el Rosario sin sentirse implicados en un compromiso concreto de servir a la paz, con una particular atención a la tierra de Jesús, aún ahora tan atormentada y tan querida por el corazón cristiano.
Otro ámbito crucial de nuestro tiempo, que requiere una urgente atención y oración, es el de la familia, célula de la sociedad, amenazada cada vez más por fuerzas disgregadoras, tanto de índole ideológica como práctica, que hacen temer por el futuro de esta fundamental e irrenunciable institución y, con ella, por el destino de toda la sociedad. En el marco de una pastoral familiar más amplia, fomentar el Rosario en las familias cristianas es una ayuda eficaz para contrastar los efectos desoladores de esta crisis actual.
16. ¿No es exagerado o mágico afirmar: “quién propaga el rosario se salva”?
Respuesta: RVM 8:
Sería imposible citar la multitud innumerable de Santos que han encontrado en el Rosario un auténtico camino de santificación. Bastará con recordar a san Luís María Grignion de Montfort, autor de un preciosa obra sobre el Rosario[7] y, más cercano a nosotros, al Padre Pío de Pietrelcina, que recientemente he tenido la alegría de canonizar. Un especial carisma como verdadero apóstol del Rosario tuvo también el Beato Bartolomé Longo[8]. Su camino de santidad se apoya sobre una inspiración sentida en lo más hondo de su corazón: «¡Quien propaga el Rosario se salva!»[9]. Basándose en ello, se sintió llamado a construir en Pompeya un templo dedicado a la Virgen del Santo Rosario, colindante con los restos de la antigua ciudad, apenas influenciada por el anuncio cristiano antes de quedar cubierta por la erupción del Vesuvio en el año 79 y rescatada de sus cenizas siglos después, como testimonio de las luces y las sombras de la civilización clásica.
Con toda su obra y, en particular, a través de los «Quince Sábados»[10], Bartolomé Longo desarrolló el meollo cristológico y contemplativo del Rosario, que ha contado con un particular aliento y apoyo en León XIII, el «Papa del Rosario».
17. Siendo la contemplación el hecho fundamental del rosario, ¿cuál es el icono de la contemplación cristiana por excelencia?
Respuesta: RVM 9
«Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol» (Mt 17, 2). La escena evangélica de la transfiguración de Cristo, en la que los tres apóstoles Pedro, Santiago y Juan aparecen como extasiados por la belleza del Redentor, puede ser considerada como icono de la contemplación cristiana. Fijar los ojos en el rostro de Cristo, descubrir su misterio en el camino ordinario y doloroso de su humanidad, hasta percibir su fulgor divino manifestado definitivamente en el Resucitado glorificado a la derecha del Padre, es la tarea de todos los discípulos de Cristo; por lo tanto, es también la nuestra. Contemplando este rostro nos disponemos a acoger el misterio de la vida trinitaria, para experimentar de nuevo el amor del Padre y gozar de la alegría del Espíritu Santo. Se realiza así también en nosotros la palabra de san Pablo: «Reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más: así es como actúa el Señor, que es Espíritu» (2 Co 3, 18).
18. Siendo María modelo de contemplación cristiana, ¿cuáles son las cinco miradas contemplativas de María al rostro de Cristo?
Respuesta: RVM 10:
La contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial. Ha sido en su vientre donde se ha formado, tomando también de Ella una semejanza humana que evoca una intimidad espiritual ciertamente más grande aún. Nadie se ha dedicado con la asiduidad de María a la contemplación del rostro de Cristo.
Los ojos de su corazón se concentran de algún modo en Él ya en la Anunciación, cuando lo concibe por obra del Espíritu Santo; en los meses sucesivos empieza a sentir su presencia y a imaginar sus rasgos. Cuando por fin lo da a luz en Belén, sus ojos se vuelven también tiernamente sobre el rostro del Hijo, cuando lo «envolvió en pañales y le acostó en un pesebre» (Lc 2, 7).
Desde entonces su mirada, siempre llena de adoración y asombro, no se apartará jamás de Él. Será a veces una mirada interrogadora, como en el episodio de su extravío en el templo: « Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? » (Lc 2, 48); será en todo caso una mirada penetrante, capaz de leer en lo íntimo de Jesús, hasta percibir sus sentimientos escondidos y presentir sus decisiones, como en Caná (cf. Jn 2, 5); otras veces será una mirada dolorida, sobre todo bajo la cruz, donde todavía será, en cierto sentido, la mirada de la 'parturienta', ya que María no se limitará a compartir la pasión y la muerte del Unigénito, sino que acogerá al nuevo hijo en el discípulo predilecto confiado a Ella (cf. Jn 19, 26-27); en la mañana de Pascua será una mirada radiante por la alegría de la resurrección y, por fin, una mirada ardorosa por la efusión del Espíritu en el día de Pentecostés (Cf. Hch 1, 14).
19. ¿Por qué el rosario es una manera de rogar o suplicar teológicamente tan perfecta?
Respuesta: RVM 16[11]:
Para apoyar la oración, que Cristo y el Espíritu hacen brotar en nuestro corazón, interviene María con su intercesión materna. «La oración de la Iglesia está como apoyada en la oración de María»[12]. Efectivamente, si Jesús, único Mediador, es el Camino de nuestra oración, María, pura transparencia de Él, muestra el Camino, y «a partir de esta cooperación singular de María a la acción del Espíritu Santo, las Iglesias han desarrollado la oración a la santa Madre de Dios, centrándola sobre la persona de Cristo manifestada en sus misterios». En las bodas de Caná, el Evangelio muestra precisamente la eficacia de la intercesión de María, que se hace portavoz ante Jesús de las necesidades humanas: «No tienen vino» (Jn 2, 3).
El Rosario es a la vez meditación y súplica. La plegaria insistente a la Madre de Dios se apoya en la confianza de que su materna intercesión lo puede todo ante el corazón del Hijo. Ella es «omnipotente por gracia», como, con audaz expresión que debe entenderse bien, dijo en su Súplica a la Virgen el Beato Bartolomé Longo[13]. Basada en el Evangelio, ésta es una certeza que se ha ido consolidando por experiencia propia en el pueblo cristiano. El eminente poeta Dante la interpreta estupendamente, siguiendo a san Bernardo, cuando canta: «Mujer, eres tan grande y tanto vales, que quien desea una gracia y no recurre a ti, quiere que su deseo vuele sin alas».[14] En el Rosario, mientras suplicamos a María, templo del Espíritu Santo (cf. Lc 1, 35), Ella intercede por nosotros ante el Padre que la ha llenado de gracia y ante el Hijo nacido de su seno, rogando con nosotros y por nosotros.
20. ¿Cómo el rosario es también un medio predicar y profundizar el misterio de Cristo?
Respuesta: RVM 17; y la tradición dominicana del rosario:
El Rosario es también un itinerario de anuncio y de profundización, en el que el misterio de Cristo es presentado continuamente en los diversos aspectos de la experiencia cristiana. Es una presentación orante y contemplativa, que trata de modelar al cristiano según el corazón de Cristo.
Efectivamente, si en el rezo del Rosario se valoran adecuadamente todos sus elementos para una meditación eficaz, se da, especialmente en la celebración comunitaria en las parroquias y los santuarios, una significativa oportunidad catequética que los Pastores deben saber aprovechar. La Virgen del Rosario continúa también de este modo su obra de anunciar a Cristo. La historia del Rosario muestra cómo esta oración ha sido utilizada especialmente por los Dominicos, en un momento difícil para la Iglesia a causa de la difusión de la herejía. Hoy estamos ante nuevos desafíos. ¿Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del rosario con la fe de quienes nos han precedido? El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en el bagaje pastoral de todo buen evangelizador.
Buenos Aires, 16 de mayo de 2006.
[1] Es Doctor en Teología y Ciencias Patrística (Roma 1998); y, es Promotor Nacional del Rosario en la República Argentina por la Orden de Predicadores (Dominicos).
[2] RVM = Carta Apostólica de Juan Pablo II, Rosarium Virginis Marie, sobre el Santo Rosario, del 16 de octubre del 2002.
[3] MC = Marialis Cultus, Exhortación Apostólica de Pablo VI, para la recta ordenación y desarrollo del culto a la Santísima Virgen María, del 2 de febrero de 1974.
[4] Oración colecta del IV domingo de Adviento, o también la oración colecta del 25 de Marzo que la puede sustituir para el rezo del Ángelus.
[5] En efecto afirmó así: “El rosario, del modo como se celebra actualmente, puede, con razón llamarse “dominicano”, dado que la forma que en cierto modo “definió” como tradicional nuestro gran Pontífice san Pío V con su Carta Apostólica Consueverunt Romani Pontífices del 17 de septiembre de 1569, es una verdadera “Cartamagna” del rosario mariano”.
[6] Sin duda que también la pregunta se puede formular al revés: ¿Qué importancia tiene el rosario para los dominicos/as?, pero no es este el tema que estamos tratando, sino el rosario en sí mismo. Sin duda, mucho se ha hablado y dicho respondiendo a esta pregunta que aquí en la nota formulamos y que sin duda es también un tema interesante.
[7]12 El secreto admirable del santísimo Rosario para convertirse y salvarse, en Obras de San Luís María G. de Montfort. Madrid 1954, 313-391.
[8] Bartolomé Longo (1841-1926), fue abogado y seglar dominicano. Ingresó a la Orden de Santo Domingo en 1871, después de su reconversión a la fe católica y de su militancia en el Espiritismo, gracias a la acción del benemérito fray Alberto Radente, op. Formado por los padres dominicos de Nápoles, de los cuales recibió su amor al rosario, ya al ingreso en la Tercera Orden Seglar Dominicana adoptó el nombre de “Rosario”. Fundador del famoso Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya y de una Congregación de Religiosas Dominicas con el mismo nombre. Fue canonizado por el papa Juan Pablo II el 26/10/1980.
[9] Beato Bartolo Longo, Storia del Santuario di Pompei, Pompei 1990, p.59.
[10] Actualmente desde la introducción por esta misma Carta Apostólica de nuevos cinco misterios –de la Luz-, se debe hablar de “los 20 sábados”. Personalmente y ya experimentado por algunas Cofradías del Rosario de Argentina, es preferible celebrar sólo cinco sábado previos a la fiesta del Primer Domingo de Octubre, que es cuando generalmente se celebra de modo externo al menos, la Fiesta anual de Nuestra Señora del Rosario. Cambiando así cada año, de modo que en cuatro años se celebrarían los 20 misterios, de lo contrario puede resultar muy extenso y con el ritmo vertiginoso de los acontecimientos actuales, resulta engorroso. Por esto, es preferible la propuesta de celebrar bien, con dignidad y solemnidad, cinco misterios. Si alguna comunidad prefiere seguir celebrando los 20 sábados previos, por cierto que respetamos su elección.
[11] Cristo nos ha invitado a dirigirnos a Dios con insistencia y confianza para ser escuchados: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Mt 7, 7). El fundamento de esta eficacia de la oración es la bondad del Padre, pero también la mediación de Cristo ante Él (cf. 1 Jn 2, 1) y la acción del Espíritu Santo, que «intercede por nosotros» (Rm 8, 26-27) según los designios de Dios. En efecto, nosotros «no sabemos cómo pedir» (Rm 8, 26) y a veces no somos escuchados porque pedimos mal (cf. St 4, 2-3). (Primer párrafo de este numero 16).
[12] Catecismo de la Iglesia Católica 2679.
[13]La Suplica a la Reina del Santo Rosario, que se recita solemnemente dos veces al año, en mayo y octubre, fue compuesta por el Beato Bartolomé Longo en 1883, como adhesión a la invitación del Papa León XIII a los católicos en su primera Encíclica sobre el Rosario a un compromiso espiritual orientado a afrontar los males de la sociedad
[14] Divina Comedia, Par. XXXIII, 13-15.
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